domingo, 3 de agosto de 2014


                  MANEJO DE VELAS Y OTROS ELEMENTOS




Utilizar en toda ocasión, un candelabro para velas y/o velones.
Los Egipcios utilizaban velas de junco embebidos en grasa animal y los romanos ya en siglo 1º d. C, las fabricaban con la grasa de vaca y cordero.
En el siglo XII, se agregó la cera de abejas, luego intervino la esperma de ballena en su fabricación, hasta que en 1850, comenzó a refinarse el petróleo y surgió la vela de parafina que conocemos en la actualidad.
Desde el antiguo Egipto  hasta hoy, no solo estuvo ligada a la iluminación como así también al misticismo.
La vela es un objeto inanimado hasta el momento que comenzamos a trabajarla, y alcanza su punto máximo al encenderla, por lo que debemos conocer su composición para tomar algunas precauciones.
De la mitad de un cirio hacia el pabilo, existe la polaridad positiva, la parte inferior es la negativa, razón por la cual debemos calentar primero la parte inferior para pegar la vela en el candelabro y recién después encenderla, por ninguna razón se debe derretir parafina con la vela encendida, pues estaremos invirtiendo la polaridad de dicho elemento.
Las velas y velones pueden estar escritos con el nombre del paciente, si la tarea lo requiere, pero siempre desde la base hacia el pabilo, sin abreviaturas y nombres y apellidos completos.
Los velones deben ser desenvueltos para escribirlos y sazonarlos, para luego envolverlos en un nuevo papel celofán para encenderlos.

Prender una vela es como abrir una ventana al espacio astral y nunca podremos saber quién se puede asomar por ella, por lo que debemos tomar la precaución de tener siempre un vaso de vidrio con agua en el altar, este líquido puede o no llenarse de burbujas, pero nos habrá protegido del ingreso de energías extrañas. Esa agua debe arrojarse en el sanitario y accionar el mecanismo de descarga, si fuera arrojada en el patio o jardín solo estaríamos cambiando la carga de lugar.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario